Archivo de la categoría: Reviews de series

Reviews completos de series ya finalizadas

Reseña: Puella Magi Madoka Magica Movie III: Rebellion

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Alertísimos quedan todos: GRANDES SPOILERS ADELANTE.

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Final de temporada: Wake Up, Girls!

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Muchos sabemos que, en la mayoría de las veces, gran parte de las series y películas que se transmiten, reflejan una sociedad perfecta, avanzada, irreal. El mundo demasiado feliz en el que se desarrollan casi todos los animes contemporáneos a veces cansa. Queremos realismo, queremos historias de verdad, queremos personajes de verdad. Creo que esa fue la premisa fundamental sobre la cual se construyó Wake Up, Girls!, anime de Yamamoto Yutaka (Yamakan), director de pésima reputación pero grandes ideas.

Tenemos idols: chicas lindas, energéticas, cantantes, bailarinas, presentadoras de televisión… en resumen: celebridades adolescentes. Las historias sobre estas chicas tratan normalmente del arduo camino para llegar a la cima y tener millones de fans. Pocas, o ninguna, se centran en explorar este camino: qué obstáculos tiene, de qué manera hay que sacrificarse, qué les espera en la cima… Wake Up, Girls! se diferencia porque intenta hablarnos de lo primero, pero considerando lo segundo.

A fin de cuentas, este es un anime sobre siete chicas, sus problemas, sus metas, y sobre la industria del entretenimiento en la que se desenvuelven. Intenta, con titubeos y torpeza, unir ambas historias, para hacer una crítica a la industria a la vez que seguimos la vieja fórmula chicas lindas + grandes metas. La perspectiva crítica que da de la industria es un sorbo de aire fresco entre tanto mundo ideal, pero sin duda se hace borroso y deslazado hacia el final de las series.

La animación fue una de las peores que he visto en bastante tiempo. Podemos imaginarnos que los sponsors huyeron al ver a Yamakan (su último anime, Fractale, fue un colosal fracaso) y, por supuesto, al hablar de la iniciativa crítica de la serie. Aun así, muchas veces esta falta de presupuesto hacia escenas interminables sobre tonterías para ahorrar animación (y guionistas, supongo). Estas pequeñas cosas bajan en gran medida el disfrute de las series, y la hacen tonta e indigerible en muchos momentos.

WUG! es un anime para quienes están conscientes de su presupuesto. Los personajes, al final de la serie, son agradables y crecen, de una u otra forma. Shimada Mayu, la protagonista, junto con Nanase Yoshino, hacen un buen dúo de personajes tambaleantes que llevan un desarrollo aceptable. También tenemos, por ejemplo, a Kikuma Kaya, que es más aire fresco ante los clichés fundamentales del moé: su personalidad es muy interesante, entre su fuerte personalidad, su amabilidad y el realismo que expresa. Entre las siete chicas hay tres que se quedan simplemente en la «plantilla», pero eso se compensa con cuatro que realmente llevan la serie a flote. A pesar de esto, sus antagonistas son tan exagerados y mal aproximados, que le restan seriedad a toda la cuestión.

Esta serie es tambaleante, torpe, baratonga; pero no siento que haya sido un esfuerzo llevado a medias. Tuve siempre la sensación de que intentaba acercarse a la realidad con sinceridad y que le prestaba atención a su entorno y personajes. No fue una mala experiencia, pero sin duda no fue tan excelente y bien realizada como pudo haber sido. A quienes les gusta cambiar la perspectiva y debatir sobre la cultura idol, este anime puede ser un buen empujón.

Puntuación: 7/10 – Buena experiencia, crítica y refrescante. Lamentablemente, los errores fueron demasiados.

Esta serie la blogueé semanalmente. Si quieres, puedes ver mis entradas particulares sobre este ella.

Final de temporada: Noragami

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En algunas ocasiones, felicitamos y encomiamos a algunas series que no se apegan a su premisa original y salen al campo a explorar nuevas cosas. A veces nos gusta que nos den unas cachetadas, nos pongan unas trampitas, nos desorienten. Porque, suponemos, ese giro que se puede dar, es mejor que la premisa, nos alienta… Pues, bien. Cuando un anime pone entre sus géneros la palabra «acción», nos imaginamos peleas, espadas, brillitos, sudor… ¿no? ¿Qué pasaría si un anime sobre acción jamás tiene acción, sino un muy, pero muy estirado drama? Ahí estamos ante Noragami.

Noragami es un anime que empieza bastante bien. Yato-gami, un dios pobre, sin seguidores, se encuentra con una chica llamada Iki Hiyori, que, al intentar salvarlo, es atropellada por un auto. Después de sufrir el accidente, Hiyori constantemente sufre de «desmayos» en los que su alma (reflejada por una cola de gato… no pun intended) se separa de su cuerpo. En esta forma, va conociendo a Yato y a su «shinki», llamado Yukine, y va pasando los días junto a ellos dos, peleando fantasmas y conociendo el mundo de los dioses.

Hasta ahora, todo bien, ¿verdad? Lamentablemente, no contábamos, cuando empezamos a ver la serie, que la planificación y la dirección cambiaran tanto y sólo en los últimos capítulos intentase reacomodarse. Sucede que Noragami se compone de una introducción y dos arcos principales: el primero, dramático, el segundo, casi pura acción. El problema está cuando este arco «dramático», con material sólo para animar un par de capítulos, compone más de la mitad de la serie: el drama de Noragami es un chicle bastante elástico que para estirarse más y más se vale de conocidísimas artimañas melodramáticas, que cuando se resuelve el problema nos deja preguntándonos si este existió en algún momento, y que relega la mayor importancia de la trama a tres capítulos justo al final.

Aun así, este anime intenta explorar cosas muy interesantes; como el pecado, el castigo y los dioses olvidados (la cultura que se pierde). Sin duda se ahoga ante el dramatismo cliché, pero en sus mejores momentos es muy entretenido y los dos últimos capítulos capturan la esencia de una acción que debió ser recurso principal de las series. Muchas cosas quedaron en el tintero, así que una segunda temporada no sería una locura (contando que es bastante popular en Japón).

El trabajo de animación estuvo excelente, y mientras que Hiroshi Kamiya hizo un papel extraordinario como Yato, Uchida Maaya me hacía apretar la cara cada vez que Hiyori gritaba. Me sentí muy atraída por el soundtrack, cosa que no me extrañó cuando pillé que lo había hecho Iwasaki Taku . Hasta las escenas más patéticas parecían de extrema seriedad por el asombroso ambiente musical que tenían. El OP, Goya wo Machiawase, es totalmente excelente,quizá el mejor opening de toda la temporada. El ED, por su parte, es la típica canción ryo, de supercell, que ya conocemos mucho y es algo repetitiva.

En sí, Noragami es bastante potencial mal dirigido. Si la longitud de los dos arcos hubiese estado más equilibrada, si el drama hubiese sido planificado, si la acción no se hubiera relegado… quizá tuviéramos otra serie y otra puntuación. Lo bueno es que, en sus mejores momentos, es entretenido, gracioso y atrayente… Lo malo es que de sólo pan no vive el hombre. Quizá veamos una segunda temporada en el horizonte, pero yo que ustedes no pongo las expectativas tan alto.

Puntuación: 6/10 – Mejor que el promedio, pero muchas fallas.

Final de temporada: Inari, Konkon, Koi Iroha.

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En una época en la que el shoujo no recibe tanta atención, haber visto que esta temporada tendríamos una adaptación levantó muchas expectativas. Inari, Konkon, Koi Iroha. nos sorprende con sus primeros capítulos cargados de un romance bastante inocente, un humor bien logrado y personajes adorables. La premisa es la siguiente: Tienes a una niña, muy alegre, muy adorable, enamorada de un chico que no parece sentir lo mismo que ella. Recibe un poder mágico de una diosa otaku muy pero muy guapa, que al parecer tiene cierta historia y cercanía con su hermano mayor. Podríamos hacer un bonito slide-of-life de esto, ¿verdad?

Pero no. InaKon prefiere tomarse muy en serio a sí mismo y hacer, más que una comedia romántica, un «romance sobrenatural». Los primero capítulos, como ya dije, parecen más enfocados a ser más bien episódicos, dejándonos «moralejas» sobre el amor y la amistad en cada paso; pero rápidamente esto cambia. El anime se crea una historia a resolver y lo va haciendo con bastante torpeza, apoyándose de la inmadurez y malentendidos de los personajes.

El melodrama llega a ser insostenible e indetenible hasta el final de las series. Vemos cómo las relaciones románticas «inocentes», que parecían partir de la premisa, son relegadas a un segundo plano, junto a la comedia. El drama, o mejor dicho, melodrama, se basa en todo momento en la falta de comunicación entre las amigas, la diosa e Inari y su hermano. Ver 10 episodios en los que se prolonga un malentendido es… bueno, bastante cansón.

Los personajes sufren mucho por la trama, a pesar de tener bastante potencial. Si hablamos de estereotipos, tenemos sin duda que mencionar a nuestros tres personajes masculinos principales. Tanbabashi-kun resulta ser, al final de las series, una excusa, un personaje unidimensional que podría reducirse simplemente al «trofeo de amor» de Inari (papel que muchísimas veces juegan las niñas moé en la mayoría de las series). Touka es nuestro típico «macho furioso»… su manera de demostrar amor y preocupación es siendo un idiota violento, y el hermano de Uka es un pervertido que ilustra los deseos de todo fan del imouto-anime. En cambio, las mujeres son más variadas y no tan estereotípicas… pero sí, dentro de todo, muy inmaduras y y mal llevadas por el dramón que se vuelve el anime.

Lo que comenzó con una comedia romántica muy dulce y simple, terminó en una tormenta de drama mal logrado y descolocado. El humor desapareció y reapareció en los momentos más inoportunos, la seriedad que se le quiso dar al final fue bastante risible, y se notó a leguas que le faltó planificación a la trama en sí. InaKon es todo lo que no pudo llegar a ser, pero, por suerte de ella, sólo duró 10 episodios.

Puntuación: 5/10 – Ni bueno, ni malo; simplemente promedio.

Sekai-Ichi Hatsukoi: Onodera Ritsu no Baai

Sekai-Ichi Hatsukoi es un animé BL de la mangaka Nakamura Shungiku y cuenta con la estructura de tres parejas que son trabajadas a lo largo de los doce capítulos de animé. La pareja principal es Onodera Ritsu y Takano Masamune, le sigue Kisa Shouta y Yukina Kou, y, por último, Yoshino Chaiki y Hatori Yoshiyuki. La primera tiene el enfoque más grande ya que cuenta con siete capítulos, de doce, de desarrollo.

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Sekai-Ichi Hatsukoi: En un mundo hermoso donde el acoso sexual no se penaliza <3

Título: Sekai-Ichi Hatsukoi aka El Mejor Primer Amor del Mundo.
Género: Shounen-ai, Romance, Comedia.
Compañía: Estudio DEEN.
Autora Original: Nakamura Shugiku.
Formato: 12 episodios, un OVA.
Sinopsis: Onodera Ritsu ha sido transferido desde la compañía editorial de su padre a Publicaciones Marukawa, en donde tiene que trabajar como editor de manga, aunque su verdadero interés sea el departamento de Literatura. Ahí, se encuentra con la persona que menos desearía encontrarse: Takano Masamune, quien, siendo el editor en jefe y con una personalidad bastante frívola, le roba un beso para demostrarle a una mangaka cómo dibujar una escena. Más todavía, Takano resulta ser Saga Masamune, un sempai de la secundaria de Ritsu de quien estaba enamorado y estuvo saliendo un tiempo –hasta que Ritsu piensa que está jugando con él al reírse de su confesión y terminan.

Destaco:
Comedia: Lamentablemente, lo mejor que ofrece la serie. Salva millones de veces los niveles de entretenimiento.
Animación: Eyecancer. No, no. Eyecancer.
Música: Genérica, poco creativa.
Yoshino Chiaki: No quiero hablar de ti. Me duele.
Onodera Ritsu: Eres mi uke tsundere y cliché favorito.

Sekai-Ichi Hatsukoi es la segunda franquicia animada de su mangaka, Nakamura Shugiku, después de Jun-jou Romantica, animé que se ha convertido en el ‘emblema’ del yaoi contemporáneo. Como su predecesor, Sekai-Ichi Hatsukoi se divide en tres romances distintos entre tres parejas distintas, unidas de alguna u otra forma por la compañía editorial Marukawa Shoten. Las tres parejas son, podría decirse, ‘trabajadas’ a lo largo del animé, una más que las otras.

Cada una de las parejas las trabajaré por separado en entradas distintas, pero, sinceramente, puedo resumirlas en esta sola frase: El romance es forzado, extravagante, cargado de acoso y asalto sexual, ukes excesivamente metidos en su rol de damiselas en peligro, pero con la diferencia de tener un poco, sólo un poco, de madurez y profesionalidad (excepto Yoshino Chiaki, por supuesto), y semes extrovertidos sin control alguno de sus hormonas; todo esto basándonos en la primicia: «aquí todo el mundo es homosexual».

Ese es el primer error grave, y el peor de la serie: el romance. Las historias son genéricas pero hay buen control de la narración, porque hay un buen basamento en cada una, los personajes son interesantes, las situaciones podrían llevar a buenos caminos: pero el romance, el principal enfoque de la serie, apesta, cae, se deconstruye tanto que no tiene remedio. El único pilar que lo sostiene es la cursilería descontrolada, que, aunque sea, te deja un sabor dulce, algo empalagoso, en la boca.

No quisiera hablar de lo mala que es la animación, pero no me queda de otra. La animación tiene uno de los presupuestos más bajos de esta temporada, casi comparándola con la animación de [C], que se le iguala en términos de calidad. Aunque los últimos tres capítulos no son como los cincos primeros, con tanta desproporción, poca fluidez y mala elección de colores, aun así duele a la vista ver cómo las escenas se cortan y no tienen naturalidad. Le quita mucho al disfrute de la serie.

El sonido cuenta con el trabajo sin igual de los seiyuus más reconocidos de Estudio DEEN para yaois: mi amado Nakamura Yuuichi, Midorikawa Hikaru, Kamiya Hiroshi (la mejor voz del elenco, haciendo de Yuu Yanase), y con la actuación estelar de Kondo Takashi como Onodera y Okamoto Nobuhiko como Kisa Shouta, quienes tuvieron la mayor carga de diálogos, gracias a ese montón de monólogos inservibles a los que los sometieron. En materia de seiyuus, la única voz que nunca me cuadró fue la Midorikawa Hikaru, pero eso es simplemente normal porque de por sí la odio.

La música de fondo, es decir, la banda sonora, está cargada de melodías muy muy genéricas, aburridas y realmente faltas de creatividad. Funciona perfecto para cada escena a las que son sometidas, es más, la dirección del sonido fue magistral y casi nunca se sintió forzada. Aunque hace su trabajo para crear atmósferas, la música en sí no es nada recordable, y las melodías las vas perdiendo por ahí en el tiempo. El ending es el epíteto de ‘pegajoso’ y ‘cursi’, no puedes evitar, aunque la canción en sí sea tan mala, cantarla mientras se reproduce. El opening no llega a ser pegajoso, por lo que falla completamente porque, en verdad, no es nada del otro mundo.

Sekai-Ichi Hatsukoi es, nuevamente, la evidencia de la dirección que tiene el yaoi contemporáneo. La cursilería desatada, más un trago de que en este mundo no existen problemas laborales ni discriminación a los homosexuales, más un poquito del mundo perfecto completamente homo, más que en esta vida a nadie le importa ser acosado sexualmente, componen una serie que su único buen punto es la comedia, que casi nunca falla en tumbarte la risa, valiéndose del carisma que los personajes tienen siempre excepto cuando otro hombre está en su cama.

Valoración: 6/10

Sasameki Koto: ¿Comedia dramática? ¿Dramática comedia? Bah.

Título: Sasameki Koto
Género: Drama, Comedia, Romance.
Compañía: AIC.
Autora Original: Takashi Ikeda
Formato: 13 Episodios
Sinopsis: La historia trata de Sumika Murasame, una chica de 15 años que está enamorada de su mejor amiga, Ushio Kazama. A Ushio le gustan las chicas tiernas, no como Sumika, que es alta, buena en los deportes y ayuda a mantener el dojo familiar. Por lo tanto, se ve forzada a ver como Ushio se enamora de chica tras chica, pero nunca ella. Sin embargo, podría haber un giro y las cosas podrían cambiar.

En pocas palabras:
El drama del primer y último capítulo es manejado con maestría.
Los demás capítulos tienen momentos verdaderamente hilarantes.
La animación te va a hacer llorar.
Tiene un trastorno argumental interno de bipolaridad: No termina de ser un drama, no termina de ser una comedia.

Si hay algo que representa a Sasameki Koto, sería la palabra ‘pato’: vuela, nada y camina, pero nada lo hace con gracia. Exactamente eso fue lo que me quedó después de ver este animé: podría ser un buen romance, una divertida comedia o un atractivo drama: pero no llega a ser más que una poco armónica combinación de estos tres.

La premisa argumental es interesante. El primer episodio te queja una impresión gratísima. Personalmente, a mí me llevó a las lágrimas. Pero después de esto, la historia se la va llevando una serie de eventos un tanto ridículos para generar comedia, que, con el perdón de los Dioses, daña todo el animé.

Los personajes son, en un principio, emocionantes e interesantes. Las dos protagonistas, Sumiko y Ushio, tienen personalidades características que hubiera valido la pena trabajar a fondo. Ushio es el estereotipo de una chica superficial, sólo que añadiéndole lo lésbico. Poco o nada se habla de la integración de personas como ella dentro de la sociedad; sino que contrarrestan esto con una pareja de muchachas de su clase, también lesbianas, que ayudan a Sumika a gustarle a Ushio. Los personajes secundarios, exceptuando a la inteligente Aoi, son bi-dimensionales: la mayoría estereotipos y arquetipos de personalidad prefabricadas.

Aun así, existe una conexión grata de los personajes en aquellas partes en las que domina el drama y no la mala comedia, cosa que salva de buena manera la historia. El arco de Aoi me pareció que estuvo bastante profundo y agradecí en todo momento que mantuvieran la tensión de este personaje. La evolución emocional entre las protagonistas también se da en el último capítulo: el drama fue conscientemente estructurado como capítulo final, aunque carece de una conclusión adecuada.

No puedo decir que fui una fan especial de la música del animé. El opening relajante cuadró muy bien en los capítulos dramáticos, pero falló al contrastar en los capítulos que eran la pura comedia. Me recordó mucho al opening de Sketchbook ~full colorS~, con la diferencia de que aquella canción sí le iba bien a esa pre0misa. La banda sonora usada no fue la gran cosa pero sí sirvió para crear buenas atmósferas, tanto divertidas como dramáticas.

La voz de Sumika, Takagaki Ayahi, hizo un papel excelente, como también lo hizo Katou Emiri con Kiyori y Satou Chiwa con Miyako. Dejaron mucho que desear las voces de Ushio y Aoi, de las cuales me costó mucho sentirlas fluidas y adecuadas.

Lo peor del animé no es ni su historia, ni sus seiyuus, ni su música: es su animación. Desde el primer capítulo se pudo notar que el presupuesto del show no era precisamente alto: cosa que hizo que la animación y el arte fueran bastante deplorables. Es imposible no darse cuenta del montón de errorcitos que hay por ahí. También, hubo escenas, sobretodo las que ocurrían al atardecer, que contaban con colores inadecuados y dolorosos a la vista.

Sasameki Koto pudo haber sido muchas cosas, pero no llegó a ser ninguna. No lo recomendaría ni como drama ni como comedia. Con un pobre presupuesto, roza en varias veces la excelencia pero no logra quedarse en ella mucho tiempo. Es un animé entretenido con una premisa un tanto frustrante y chistes a lo Maria Holic. Pero si pudiera volver en el tiempo, hubiera decidido no verlo.

Valoración: 6/10

Un drama que quiere ser una comedia, una comedia que quiere ser romance, un romance que termina siendo nada.

Hourou Musuko: Crecer.

Muchos saludos, lectores del blog: les habla Linda29693 para ofrecerles el review completo de Hourou Musuko, la serie que estuve comentando semanalmente. Después de varios días de haber salido el capítulo final, les ofrezco mis opiniones ya completas.

Título: Hourou Musuko aka Wandering Son.
Género: Drama, Recuentos de la Vida.
Compañía: AIC.
Autora Original: Takako Shimura
Formato: 11 Episodios
Sinopsis: Hourou Musuko cuenta la historia de Shûichi Nitori, un estudiante de 5to. grado al que le gustaría ser una chica, se siente bien consigo mismo y feliz cuando se viste como una chica. Al ingresar a una nueva escuela conoce a Yoshino Takatsuki, una chica de aspecto masculino a la que todos llaman Takatsuki-kun cual, guarda un secreto como Nitori, y es que le gustaría ser un chico. Entre ambos se establece una amistad en la cual se sienten cómplices de sus secretos.

En pocas palabras:
El arte y la producción son ambos sorprendentemente geniales.
Comprende un final abierto pero bastante bien manejado, dejándote, en los últimos episodios, un sentimiento reconfortante hacia los personajes que cuesta hallar al principio.
Este animé es la viva representación del género «recuentos de la vida» o «slice of life».
Como he leído a varias personas más mencionar, la trama no da ningún vuelco profundo y evita a toda costa los giros argumentales, por lo que tiende a ser demasiado plana.

Nunca creí ver algo de AIC que valiera la pena, ni siquiera algo que valiera el intento, además de Ima, Soko ni Iru Boku. Tenía tan pocas esperanzas de que este animé saliera bien, que con solo ver el primer episodio quedé muda. Hourou Musuko, sin lugar a dudas, es uno de los mejores animés que tiene para ofrecer este año.

Me gustaría acotar, antes que nada, la magnífica dirección de Aoki Ei. Es una gran sorpresa con cuánta suavidad llevó los capítulos, sobretodo después de Ga Rei: Zero, animé que no llenó para nada las muchas esperanzas que creó. Aunque en Hourou Musuko las cosas se hubiesen tambaleado un poco en el desarrollo, los primeros y últimos capítulos son fantásticos.

Podría usar como ejemplo aquellas escenas tipo entrevista que son usadas en los primeros capítulos: me encantaron porque fueron usadas muy concienzudamente para explicar un argumento que de otra manera no hubiese podido dejar su estela. Además, este beneficio en cuanto a la dirección es apoyado de buena manera por la impresionante animación y el bellísimo arte. Si hay algo que caracteriza en profundidad a este animé, son estas dos cosas. El estilo de los dibujos atrapa al ojo desde el primer instante: no hay nada que represente más la atmósfera de este animé que los colores pasteles. La animación es fluidísima y sobre-trabajada desde el principio hasta el final.

Los personajes son otra parte de la bella composición de Hourou Musuko. Los personajes secundarios fueron los que más construyeron tanto a los protagonistas como al animé en sí: la energética Sarashina Chizuru, quien, con sus apariciones a lo largo de los episodios, da vida y calidez al animé; Makoto Ariga, Sasa, Seya y Maho… Aunque algunos personajes hayan quedado entre-dichos, como Makoto, la mayoría de ellos ocupa un puesto fundamental en el desarrollo.

Pero quienes más me interesaron de los personajes fueron los principales, Suichi Nitori, Saori Chiba, Yoshino Takatsuki y Anna Suehiro. Aunque ésta última no sea considera principal, yo estuve plenamente conmovida cada vez que aparecía en la pantalla. El realismo de Anna fue lo que salvó el final de Hourou Musuko, ya que fue consistente con la evolución de Nitori. Debo decir que el cierre moldeó de forma precisa a estos cuatro personajes, haciendo que el argumento se sintiera maravillosamente, ya que al principio cuesta en demasía relacionarse con ellos.

Ya he mencionado antes que este animé es la representación de cabo a cabo del género Recuentos de la Vida, para bien o para mal. A veces, una vida simplemente es una vida. Los días pasan normalmente y no hay lo que se llamaría en ficción ‘giros argumentales’. Justo eso pasa en Hourou Musuko. Con toda la simpleza a la que se expone, su única meta es narrar los cambios ocurridos en la vida de Shuichi Nitori. No hay ataques repentinos ni giros demasiado drásticos en esta premisa durante los 11 episodios que componen a este animé. Por eso, quien esté deseando acción, no va a conseguir nada de ella aquí.

No es un animé para todos. Hourou Musuko, en sus 11 capítulos, es una historia dramática y, hasta un punto, filosófica acerca de el crecimiento físico y psicológico de un niño de primaria que le gusta travestir. No es una historia sobre travestis sino sobre personas: la grandeza de la premisa se basa en que los personajes se reconozcan como son y puedan evolucionar personalmente. Junto con una música relajante y pausada, un arte basada en colores pasteles, una dirección excelente, este es un animé para recordarse.

Valoración: 8/10

Tiene varios fallos argumentales en el desarrollo, pero los rescata con un final increíble.

Glass Mask: Cuatro décadas de shoujo en un solo animé

Disculpen intensamente las pocas actualizaciones del blog; aquí viene Linda29693 a entregarles el review de una serie que conquistó el corazón de millones de personas de Japón y del Mundo: Garasu no Kamen.

Título: Glass Mask 2005 (ガラスの仮面 2005, Garasu no Kamen 2005)
Género: Shoujo
Compañía: TMS Entertainment.
Autora Original: Suzue Michi
Formato: 51 Episodios
Sinopsis: Garasu no kamen es la historia de Maya Kitajima, una chica cuyo deseo más profundo es ser actriz, que se escapará de casa para actuar con la compañía Tsukikage. Chigusa Tsukikage, dueña de la compañía, es una antigua actriz que dejó la escena porque un accidente le deformó la cara. Verá en Maya a una gran actriz y luchará para que el talento de ésta salga a la luz. Pero no será un camino fácil para Maya, encontrará rivales como Ayumi Himekawa, o el director de la compañía rival que la detesta. Al mismo tiempo, recibirá rosas moradas de un misterioso admirador…

Destaco:
¿Epic Shoujo?: Epic Shoujo for the will.
Música: Terriblemente enamorada del primer opening y último ending; pero lo demás, beh.
Argumento + Desarrollo de los personajes: Muy bien hecho. Los 51 capítulos nunca se sintieron ni muy pocos ni demasiados.
Cultura General: Este animé te da unas clases magistrales de clásicos mundiales. Es adorable.

El universo otaku es muy grande y muy complejo. De todos los años que llevo dedicándome a ver series, leer mangas y hacer reviews, muy lejos he estado de ser íntegramente una conocedora de la cultura japonesa. Pero la ignorancia es una enfermedad curable, ¿no? Verme esta serie fue un avance de quinientas millas en el alcance de ese conocimiento, y no sólo de cultura japonesa, eh: también de cultura occidental.

La serie se enfoca mucho tanto en las técnicas de la actuación como en las obras y los papeles. Puedo decir que me asombraron muchos ejercicios que hacía Kitajima para poder representar bien los papeles. Además, habían principios universales de la creación, que no complementan sólo a los actores, sino a los pintores, escritores, etc. Fue como un Decálogo del Perfecto Cuentista japonés.

Dejando esta clase de cosas buenas de la serie a un lado, también son apreciables muchísimos errores. El error número uno lo ves en los primeros cinco fotogramas del primer opening: la animación. La animación contó, creo yo, con un presupuesto ínfimo: los colores eran opacos, las escenas muy estáticas, los movimientos muy toscos… Verdaderamente la animación no fue un buen punto de la adaptación, y estuvo a punto de crearme una impresión errónea. Luego te acostumbras.

Otro punto que no me satisfizo fue el arte. El diseño de los personajes del manga claramente era una terrible opción para un animé del 2005, pero aún así encontré poco atractivos a los hombres y muy extravagantes algunas facciones. Pero el sentimiento de vieja escuela que tiene todo el animé es una bendición. Aunque el arte no sea lo más lindo del mundo, esa pequeña sensación de estar viendo algo de los tiempos anteriores a Sailor Moon, tiene un carácter especial.

El argumento, a estas alturas del siglo, es un poco cliché: una joven con un talento especial, que de un momento a otro es atrapada en un mundo que no la dejará escapar ilesa. Aunque la premisa la hayamos escuchado muchísimas veces en quién sabe cuántos mangas y animés, la manera en la que se manejan estos temores y estas ‘raras’ oportunidades es muy buena. Varios huecos argumentales quedan de un lado al otro en el animé; tantos que, por alguna razón, algunas cosas pensaba que eran de una segunda temporada. Cosa que nunca hubo ni habrá.

Sus personajes salvan el día muchas veces. Hay manejo muy significativo de los principales: Ayumi Himekawa, Kitajima Maya, Chigusa Tsukikage y Masumi Hayami, y un manejo bastante pobre de los secundarios: cuento a Rei, al mayordomo de Chigusa, a Himekawa Utako, al director Onodera (que queda como un antagonista muy plano y poco significativo), a Sakurakouji,… mucho de estos personajes no fueron manejados de manera sutil y tampoco queda constancia de su aparición en el animé. Sobretodo al misterioso mayordomo de Chigusa le hace falta más contexto histórico.

Lo disfrutas. El suspenso, el drama, el romance: estas cosas son puestas en el momento correcto casi siempre. Llegas a enamorarte de los personajes principales y sus objetivos. Si evitamos al director Onodera, el antagonismo está hecho para que sientas por ambos lados y no te sesgue una porción de la historia. Aunque el soundtrack es algo pobre, las canciones son pegadizas. Estoy segura de que no sales de verte ese animé completo sin algún ending u opening en la cabeza. Canciones como Promise de Candy y Hello Hello ~another star~ de Core of Soul son éxitos totales y está hechas para amarlas. Resumiendo: es un animé que te gustará. Vale los 51 episodios que dura y te deja un buen sabor en la boca.

Valoración: 8/10, un buen shoujo, una mejor adaptación.

Shiki: Escalofriante, horrorizante y gore para lo que nos queda.

Título: Shiki
Género: Horror, Misterio, Sobrenatural
Compañía: Daume.
Autores Originales: Fujisaki, Ryu (Arte), Ono, Fuyumi (Historia)
Formato: 22 Episodios
Sinopsis: En un pequeño pueblo llamado Sotoba, en un particular caluroso verano, extrañas y numerosas muertes comienzan a suceder en cadena. El pueblo va camino a su desaparición y depende de los aldeanos su salvación. Al mismo tiempo una gran familia de alta clase se muda al lugar, levantando sospechas sobre su repentina llegada y sus particulares costumbres.

Resalto:
Horror y suspenso: Más de una vez me obligó a ponerme la mano en el corazón.
Arte: Bastante única, la amas o la odias.
Música: Un soundtrack poco recordable, pero openings y endings tremendos.
Formato: Ese límite de 22 capítulos fue asesino.

Cuando comenzó la temporada de animé, todos bloggeros que sigo estaban escépticos con esta serie. Debo admitir que yo también lo estuve, porque los primeros cuatro episodios alejaron a mucha gente que creía que tendría la acción en la punta de la mano. Gracias a la paciencia, no me alejé de la serie, y qué bien que lo hice, porque este es el mejor animé de horror de los últimos años.

Los primeros capítulos ‘lentos’ fueron los que más fuerza le dieron a la serie. Porque, después de todo, se estaba hablando de la transformación de un pueblito poco a poco, así que no tendría sentido que fuese abrupta. En estos capítulos, se aprovechó para presentar a los personajes, sus costumbres y sus maneras de ser. Este tiempo de ‘desarrollo de los personajes’ fue esencial en toda la serie. Porque si algo tiene Shiki que lo diferencia de los demás animés de horror, es las interacciones entre los personajes.

Acepto que yo misma me quedaba muda cuando me daba cuenta de lo bien que estaban construidas las relaciones entre los personajes. Desde Megumi Shimizu y Natsuno hasta Ozaki-sensei y Seishin, los lazos entre los personajes capítulo a capítulo se hicieron más fuertes. Fueron amistades, o amores, o compañerismos que de verdad se sentían que estaban ahí: por lo que, cuando venían las partes de horror involucrándolos, tú sentías por el personaje.

Y ahí entramos de una vez a lo más jugoso de la serie: El horror. Si algo está hecho con astucia y vivacidad en este animé, es, sin duda alguna, el horror. Yo que he visto muchas películas de terror serie B en el cine, nunca me había asustado realmente una composición de thriller. Pero Shiki me hacía taparme la boca. Realmente, la dirección de este animé supo de muy buena manera manejar los cliffhangers, el suspenso dentro del capítulo, las escenas gore (y vaya qué grotescas eran esas escenas) y, definitivamente, los sentimientos de los personajes al enfrentarlas.

Y aunque Shiki no contó con una banda sonora de los dioses, no he visto quién pueda negar que los temas de la serie fueron todos excelentes. Con una actuación espectacular de BUCK-TICK, conocida banda de rock japonés, Kanon Wakeshima y nagi, de verdad todas las canciones de Shiki fueron mis favoritas del año. Se merecen una felicitación por eso.

El último punto de esta review, pero importante igual, es el arte y el diseño de los personajes. Mucha gente detestó esos peinados que desafiaban la física, la manera de dibujar las facciones y los cuerpos; en sí, el arte. A mí me pareció una tirada única para un animé contado de una manera única. Los diseños, aunque no eran un regalo para la vista, le dieron al animé su propio emblema y tono.

Shiki fue uno de los mejores animés del 2010, y unos de los mejores de horror de la década. Con mucho gore, sensibilidad, profundidad y dejándonos los pelos de punta, esta serie acabó con veintidós episodios que no fueron suficientes, lo que obligó a la serie a terminarse abruptamente y en una situación que era demasiado conveniente para poder ocurrir. Todo en Shiki fue tremendo menos el último episodio, lo que me hace ansiar aun más la historia de los Especiales.

Y así, la puntuación que le doy es: Un sólido 8/10.